Morir en soledad

 

“Recuerda que cuando dejas esta tierra, no puedes llevar contigo nada que hayas recibido, solo lo que has dado”.

San Francisco de Asís

 

 

Morir en soledad

Al cabo de varias noches el sueño forjado a base de insomnio le había vencido; O eso creyó.

Los surcos de su aviejada cara trasladaban sus lágrimas a las  mejillas sudorosas de Manuel, que se agrietaban al paso de las mismas.

Estas al derramarse se expandían e inundaban la barba plagada de incontables brotes canos y cansado bello.

Se despertó sobresaltado y sudoroso bajo las transpiraciones de la almohada abrasada de humedad. Empapada de un sabor agridulce y salado.

“Otra vez las pesadillas de días anteriores volvían susurró”.

Una madre más se había ido en soledad. ¿Sueños?

Pero esta vez en su sueño  aparecía la suya. Consuelo.

La falta de oxigeno comenzó a  oprimirle la garganta. Un sudor helador comenzó a transpirar su cuerpo a través de su descompuesto pijama.

Discreta, fuerte. A ella la muerte le llegó sin previo aviso. La acogió en su casa, donde había nacido y era su deseo morir. En una habitación humilde y sencilla como había sido su vida. En todo momento demostró su valentía.

 Ella gano batallas con su empatía, su solidaridad y su  generosidad con todos.

 La muerte produce recuerdos perennes y huellas imborrables.

 Soy débil, muy débil, o posiblemente me siento culpable de no haberle demostrado cuanto la quería. Ahora   la  añoro, la añoro tanto…

 Y Manuel comenzó a compartir su sufrimiento con la soledad.

 Ajada, desconsolada, aberrante. Sin pausa.

A ti que te quise tanto

El silencio se hizo en mí

Huérfano de cariño, falto de palabras

Lloro en la soledad de mi habitación

Añoro tu sonrisa, tus ojos azulados, tristes

Piso tus alfombras hilvanadas con manos de plata

Rozo tus cortinas de seda y te acaricio a ti

Aborrezco los abrazos ausentes

Tu ausencia perpetua me ha debilitado

Mis dudas serán eternas

Frente a tu ataúd mis lágrimas me humillan

Y sigo soñando con volver abrazarte

 

    A mi madre, ejemplo de vida